Home staging es una técnica cada vez más usada para acelerar la venta de viviendas. Consiste en preparar tu casa para que cause la mejor impresión posible en las visitas, optimizando la presentación sin necesidad de grandes reformas. Con pequeños cambios estratégicos puedes conseguir más interés, mejores fotos, y visitas más efectivas.
Home staging no es decorar para gustar, sino preparar estratégicamente la vivienda para que cualquier posible comprador se vea viviendo en ella. No se trata de ocultar defectos, sino de resaltar virtudes y neutralizar elementos que puedan generar rechazo o distracción.
Orden y limpieza: lo más básico es lo más importante
La primera impresión cuenta, y mucho. Un espacio limpio y ordenado transmite sensación de cuidado y tranquilidad. Las casas desordenadas o con suciedad generan desconfianza y restan valor, aunque el inmueble esté bien ubicado o tenga buenas características.
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Elimina objetos innecesarios (juguetes, papeles, cables, decoración excesiva).
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Ventila y limpia a fondo antes de cada visita.
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Usa ambientadores suaves o aromas naturales.
Neutralidad y amplitud: menos es más
Un error común es enseñar la casa tal y como se vive en ella, llena de objetos personales y recuerdos. El home staging busca despersonalizar para que la vivienda sea más universal.
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Guarda fotos personales, trofeos, imanes de nevera o colecciones.
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Cambia textiles o cojines muy llamativos por tonos neutros.
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Reorganiza muebles para dar mayor sensación de espacio.
Cuanto más “neutral” se perciba un espacio, más fácil será que el comprador lo imagine como suyo.
Luz natural y sensación de hogar
Abre cortinas, sube persianas y potencia la luz natural. Si hay poca, añade iluminación cálida con lámparas auxiliares. La luz genera sensación de bienestar y amplitud.
Puedes acompañar con elementos acogedores que no carguen el espacio:
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Mantas dobladas, libros bien colocados, alguna planta pequeña.
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Cuadros sencillos que aporten equilibrio.
La clave está en transmitir armonía, sin parecer que el espacio está vacío ni recargado.
Espacios clave: cocina, baño y entrada
Son las tres zonas más sensibles en una visita, y las que más peso tienen en la decisión de compra.
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Cocina: despejada, sin electrodomésticos a la vista, con encimeras limpias.
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Baño: sin botes personales, con toallas limpias y detalles sutiles (vela, planta pequeña).
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Entrada: debe dar sensación de bienvenida. Un perchero vacío y una alfombra limpia pueden marcar la diferencia.
Estos espacios pueden hacer que una visita se convierta en una oferta, o en un “gracias, ya te llamaremos”.